diumenge, 24 de novembre del 2013

Us deixo un conte per llegir i compartir a l'aula.Un conte per parlar de la solidaritat i la cooperació.
Les protagonistes són  fantàstiques teixidores de comunicació i caliu.

La Bufanda Humanitaria
Las hermanas Pascualini, tejedoras como ellas ya no hay. Una derecha, la otra zurda, cada una con una aguja tejen el mismo saco y veinte gorros mientras esperan que hierva el agua para el té. Ellas son así: tejen a la par y si una empieza a hablar, la otra la idea la va a terminar.

– ¡Vení Torcuato…! -dice Eulalia.

–…a desovillar un rato -completa Flavia.

Y por la ventana aparece el ayudante, un gato especialista en ordenar la lana por color, meterla en los canastos, hacer trencitas con las uñas y la punta del bigote, ovillar con las patitas delanteras y desarmar un tejido con la patitas traseras.

– Se escapó un punto, necesito…

–…tu ayuda lindo gatito.

Y Torcuato ataja con la lengua a ese punto travieso que trae dolores de cabeza a muchas tejedoras que no tienen un gato experto en hallar puntos invisibles, saltarines, incorregibles y  colocarlos en el lugar del tejido del que se ha ido.

Las tejedoras Pascualini han ganado una merecida fama, por eso tienen mucha clientela. Les piden un tapado, una frazada o un sombrero alado y ellas tejen hasta cuando hacen los mandados.

Entre los clientes tienen uno especial, el señor Ledesma. Lo conocieron una mañana de invierno que llegó a lo de las tejedoras a encargar una bufanda amarilla y antes que él apoyara su bicicleta en el árbol  ya se la habían terminado.

– ¡Caramba, con qué rapidez hacen una bufanda! -dijo sorprendido el señor Ledesma. Desde ese día, todas las mañanas llegaba con su bicicleta, tocaba una campanita y llamaba:

– ¡Eulalia, Flavia, Torcuato, vengo por una bufanda!

A las hermanas Pascualini las intrigó la actitud de Ledesma y, mientras una manejaba con pericia la aguja derecha y la otra con destreza la aguja izquierda, Eulalia expresó una idea que Flavia concluyó:

– Para qué quiere tantas…

– bufandas

– si tiene un solo…

– cuello

– ¿Dónde las guarda o

–…las expone?

– ¡Tal vez es un…

– coleccionista de bufandas!

Hasta que un día, después de la bufanda 313, decidieron saber qué sucedía.

– Torcuato dejá de jugar con…

– el ratoncito Ñato.

– Preparate que esta noche…

– salimos a ver qué hace el señor Ledesma.

Torcuato por los techos y ellas en patineta persiguieron a Ledesma que salió en su bicicleta con la bufanda azul con rayas grises que le habían hecho esa mañana. Anduvieron muchas cuadras hasta llegar a un portón donde un hombre dormía en la vereda. Ledesma lanzó su bufanda que giró en el aire y se enroscó en el cuello del anciano.

– ¡Oh, el señor Ledesma es un amaestrador…

– de bufandas!

– ¡Expertas en detectar…

– desamparados!

– ¡El señor Ledesma es un especialista…

– en dar calor al mundo!

– ¡Un abrazador…

– de cuellos fríos!

Tan impactadas quedaron Flavia y Eulalia que esa noche tejieron la bufanda multicolor más  larga del mundo, cien cuadras dicen algunos, ¡otros opinan que mil! Torcuato y el ratón Ñato ayudaron con los bigotes, las colas y las patas.

Temprano, cuando Ledesma llegó a encargar una nueva bufanda, se encontró con Torcuato que de un salto se subió al manubrio y le entregó dobladita y con moño la Bufanda Humanitaria. Eulalia y Flavia lo saludaron desde la ventana, estaban felices porque sabían que desde ese día el mundo iba a estar más abrigadito.

Ana Gracia/Tihada

Conte extret : 
 http://cuentosdetihada.blogspot.com.es/2013/04/les-presento-las-tejedoras-que-el-mundo.html

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada